EL MOHO EN EL PODER
Todo lo relacionado con el escándalo y dimisión de Cristina Cifuentes, lo resumiría en pocas palabras: sensación de impunidad. Esta constante, presente desde hace ya muchos años, demasiados sin duda, ha socavado la idea de que la ley impera para todas las personas de la misma manera y con la misma firmeza. La población madrileña sabe de sobra que esto simple y llanamente no es verdad. El engaño y la estafa no son delitos para algunas personas y organizaciones. Lo tiene que demostrar la justicia amiga.
Da igual el no-máster, da igual el video traicionero. Nuevamente, el escándalo por falsedades y comportamientos cutres, aunque sin duda importantes, difuminan y alejan la atención sobre las razones, más profundas sin duda, para una dimisión, como son por ejemplo la destrucción de la sanidad y la educación públicas. En este sentido, las consecuencias políticas llegan tarde.
Es la oportunidad de dejar de ser gobernados por un partido y un gobierno atrincherado, a salvo de pagar por sus fechorías. Es el momento de quitarnos de encima a una manera de gobernar impresentable más allá de su antisocial modelo político. Una manera chulesca, autosuficiente, incontrolada, irritante y despreciativa para los que piensan que no se puede dejar sin algún tipo de consecuencia las trampas y la continua demostración de que hagan lo que hagan, da igual, se mantendrán en la impunidad más absoluta. Es el momento de alejarnos cuanto antes de ese moho que impregna al gobierno de la Comunidad de Madrid, un gobierno podrido, infectado, pasado de fecha y con mal olor.
SI después de todo esto, el Partido Popular, con o sin su marca blanca, sigue gobernando la Comunidad de Madrid, lo seguirá haciendo durante varias legislaturas. Sería imperdonable que los políticos y la ciudadanía llamados de izquierdas, no diéramos un paso definitivo para quitarnos a este enorme moho de encima. Es posible que nos hayamos infectado.
La política es lenta y encorsetada, es desesperante.
Más allà de considerarse de izquierdas, me pregunto si existen i no son en parte responsables de su pròpia ausencia, eso si, con nuestra complicidad.
Por otro lado, la Sra. Cifuentes y otros que la cobijan, creo desde mi punto de vista, simplemente nos muestran sus miserias personales.
Por otro lado, no puedo estar más de acuerdo en lo escrito de la impunidad de una parte del poder, con el beneplàcito de la «Justícia». Peró también de la complicidad de todos los ciudadanos, que somos los que en esta Democràcia tutelada, decidimos, ponemos y quitamos a los que en demasiados casos van a ejercer sus irresponsabilidades, en nombre de quienes hemos renunciado a la responsabilidad de implicarnos con nuestro control y crítica ciudadana de la vida política.
Hay un contexto favorable, quizás cultural para todo esto?
Creo que sí. Te acuerdas Luis cuando se decia (no solo geográficamente hablando), aquello de «África empieza en los Pirineos…?. Pues bien, quizás y con todos mis respetos a todos los pueblos del planeta, creo que tenemos en algunos casos algo en común. En varios de los paises, por encima de los respectivos Parlamentos o sedes de las voluntades populares que representan sus miembros electos y que deciden las politicas a seguir, aparecen las Divinidades con decisions inapel·lables muchas veces opuestas al sistema democrático o no però pretendidamente convivencial que representan, y que segun como se interpreten pueden perjudicar dramaticamente la paz social. Creo que en nuestro Estado, tenemos un caso parecido de «divinidad», que es «La Unidad de España», que quizás deberiamos ser capaces de criticar constructivamente, en mi caso con la intención de que lejos de vivir bajo una imposición obsoleta en sociedades democráticas del siglo XXI, deseemos convivir construyendo permanentemente un estado empatizante y ético en el cual sin perder los derechos individuales, (bien entendidos), nos comprometamos con los resultados positivos de nuestras propias acciones, en el desarrollo sin pausa del Bien Común. Con ello podria mos conseguir que no nos una España, sinó que todos juntos queramos unirnos EN España, la que hacemos crecer con todos sin exclusiones. Creo que el Estado y la Constitución del siglo XXI està por hacer y con ello el «Espacio común de convivència» que hoy fracasa porque se quiere imponer.
Gracias por tu post.