¿Qué vais a hacer con Escocia?

Mariano, estarás bien disgustado. Seguro que tú y todas las gentes del 155 estaréis decepcionadas. La justicia escocesa no ha metido en la cárcel a Carla Ponsatí. Os habéis tenido que tragar lo que teníais sin duda preparado, no en vano era consellera de enseñanza, un tema sobre el que en Catalunya la derecha ultramontana habla siempre con especial agresividad.

Si las presiones que seguro vais a ejercer no tienen ninguna consecuencia que os satisfaga, ¿qué hacer?

Una posibilidad, que se le puede pasar por la cabeza a cualquier miembro de tu entorno pensante, es romper relaciones diplomáticas. Pero ¿qué es eso de tocar el himno catalán en el consulado español de Edimburgo, con gaitas?  Además, con gaitas, Mariano. Te parecerá inadmisible, a tí en particular. En fin, romper con Escocia se antoja fácil. Nuestras relaciones no creo que sean muy amplias, y deben limitarse al whisky y a unos pocos que viajan a ver si ven al monstruo del lago Ness, o a otros que buscan cultura en Edimburgo (ojo Mariano, estos son los más peligrosos, y si se les prohíbe viajar allí, eso que te quitas de la cabeza).

En fin, sea cual sea el devenir de los acontecimientos en Escocia, tendrás que estar también pendiente de la justicia suiza, que ya ha dicho que por motivos políticos no tiene ninguna intención de entrevistarse con Anna Gabriel, otro icono de lo que tú y tus secuaces del 155 llamáis golpismo, y por quien moriríais de placer si la vieseis entre rejas. Plantearse romper con Suiza si sigue la cosa como hasta ahora no parece aconsejable. Allí están los bancos donde muchos amigos tuyos tienen una ingente cantidad de dinero robado. Y, por ejemplo, allí vive Urdangarín y su sorda esposa, familia real, a quienes hay que proteger y cuidar; ellos son de otra pasta (nunca mejor dicho).

Como estás apreciando, Mariano, y no creo que te cueste mucho hacerlo, ya que es muy sencillo, las justicias por ahí fuera (Bélgica, y ya veremos qué pasa en Alemania), tienen otro recorrido, y disfrutan algo que tú, tu partido, y otros partidos que han estado en el poder, le han despojado a la justicia española, algo inherente a sí misma, una de sus señas de identidad sin la cual se convierte en una burla: su independencia.