A la atención del Sr. Javier Ramírez Caro.

Concejal-Presidente de la Junta Municipal del Distrito Fuencarral-El Pardo

Sr. Concejal-Presidente

Le escribo como vecino del distrito y como médico jubilado de hace dos años.

Estoy verdaderamente preocupado por usted. En las dos ocasiones que he tenido la oportunidad de verle en persona ya he podido apreciar unos síntomas muy preocupantes. No le quiero asustar. Le voy a explicar.

Usted presidió el pasado mes de marzo, el acto de constitución de los nuevos foros locales, pero la llegada de la COVID-19 le ha permitido retrasar su puesta en marcha hasta límites absolutamente excesivos. Y no solo eso, ha prohibido cualquier tipo de reunión de las mesas del foro, o sea, ha prohibido una herramienta básica para la participación ciudadana. Mala cosa, Concejal. Recientemente, y para mayor demostración de ese poco feeling, de ese desinterés en su relación con los vecinos y vecinas de este distrito, usted se ha descolgado con una prohibición de recoger ayuda alimentaria en uno de nuestros barrios, algo que, desgraciadamente en estos momentos, es imprescindible para la supervivencia de muchas familias del distrito cuya Junta Municipal usted preside. También muy mal, Sr. Ramírez. Son sólo dos signos, lo sé, pero de gran importancia para el diagnóstico definitivo.

Como médico, mi preocupación es máxima, ya que estos síntomas de desprecio hacia la población pueden complicarse, y de hecho eso parece en su caso, con rasgos de intolerancia y cierto autoritarismo. Todo esto puede acabar, Sr. Ramírez, en un cuadro alérgico de extrema virulencia hacia todo lo que suponga participación ciudadana en nuestro distrito. Seguramente sabe que estos fenómenos pueden originar síntomas orgánicos serios con dificultad al respirar o erupciones cutáneas de diversa índole e importancia. No se lo tome a broma. La cosa es grave.

Me preguntará usted si hay tratamiento como en cualquier otra enfermedad. Pues mire usted, sí lo hay. En nuestro arsenal terapéutico democrático hay varios productos específicamente diseñados para su mal: tolerancia, imparcialidad, buena gobernanza, y algunos más. Cómprese alguno. No los cubre el Sistema Nacional de Salud ya que afortunadamente son relativamente pocas las personas que los necesitan. Su efecto no es inmediato ya que precisan del esfuerzo del propio afectado, esfuerzo que se concreta, la mayoría de las veces, en reflexión sobre la causa de su afección, y un propósito inquebrantable de curarse. Y esto, Sr. Concejal, es lo que me preocupa en usted. No le veo yo muy por la labor.

Estos tratamientos, como todos, tienen algunos efectos secundarios, que en su caso son positivos, y que debe asumirlos como prueba de la eficacia del mismo: autocrítica, apertura de pensamiento, incluso le puede dar el arrebato de irse a tomar un café con alguna vecina del barrio en el bar de enfrente de la Junta. No se preocupe. No pasa nada. Siga con el tratamiento, es mi consejo.

Si pasado un tiempo sigue usted con este empeño anti-participativo, es que, en su caso, el mal ha penetrado de tal forma que ya no tiene cura. En estos casos, especialmente graves por su resistencia a las terapias democráticas, yo le aconsejaría retirarse a descansar, lejos de la vorágine ciudadana y de sus irresponsabilidades para con ella, durante años en muchos casos, y a veces para siempre.

Por último, Sr. Ramírez, debe usted saber que esta enfermedad no tiene vacuna. Desde algunos países de larga tradición democrática se ha intentado, pero no hay manera. Algunos estudios muy serios han demostrado que esta resistencia tan acusada es la consecuencia de un aprendizaje rígido y excluyente que cala muy hondo en la mentalidad de muchas personas y las lleva a lo que le pasa a usted, si no le pone inmediato remedio. Estos cuadros clínicos suelen ser adquiridos en organizaciones que tal vez no se dan cuenta que intentar inculcar estos sentimientos puede ser perjudicial para la salud.

No se lo tome a broma, Sr. Concejal-Presidente, lo que precipita, ahora y en el futuro, sus ataques de alergia-intolerancia-mala uva va a seguir estando ahí, no va a desaparecer. Un ejemplo: las vecinas y vecinos de nuestro distrito vamos a seguir presionándole para que reactive los foros locales, y, hágase a la idea, vamos a seguir prestando ayuda a quien la necesite, de la forma que creamos más oportuna, y por el tiempo que haga falta. Lamentamos las repercusiones que pueda haber en su fisiología, y sentimos tristeza de que éstas probablemente no ocurran a nivel de su ideología, algo que sería de desear.

Usted verá. No será porque no le haya avisado.

Un saludo

Un vecino del Distrito Fuencarral-El Pardo.