Este es el primer relato de la nueva sección Curiosidades de la Historia. Estará dedicada a hechos, personajes, anécdotas y descubrimientos que se han producido a lo largo de la Historia de la Medicina, y en especial de la Cardiología. Serán relatos algo más largos de lo habitual, pero espero que su contenido interese a quien tenga la curiosidad de leerlos.

La Tetralogía de Fallot y las conchas marinas

Hijo de un pastor luterano, que trabajaba como orfebre, Niels Steensen nació el 11 de enero de 1638 en Copenhague. Sin embargo, sus trabajos los firmó como Nicolaus Steno, su nombre latinizado, su correspondencia en francés como Nicolas Sténon, y la italiana como Niccolò Stenone. Así era la costumbre de la época.

Su infancia fue la de un niño enfermizo y aislado de los otros niños. A los dieciocho años, Steensen entró en la Universidad de Copenhague para estudiar Medicina. Unos pocos meses después, Dinamarca entraba en guerra y Copenhague estaba sitiada por el ejército sueco, por lo que sus estudios se desarrollaron de forma errática, y, de hecho, no pudo obtener su título hasta muchos años después, en 1664. Su preceptor fue Thomas Bartholin, anatomista y teólogo danés famoso por haber descubierto los vasos linfáticos. Él fue quien lanzó a Steensen hacia su primera carrera científica: la anatomía.

Descubrimientos anatómicos

Con una carta de recomendación de Bartholin, Steensen recaló en Ámsterdam, por entonces el emporio más grande del mundo, donde se hospedó durante tres meses en casa de Gerard Bläes, médico de la ciudad, profesor de anatomía y amigo de Bartholin. Gracias al apoyo de Bläes, Steensen pudo asistir a las disecciones anatómicas en el anfiteatro anatómico establecido en el hospital y en el de la universidad. Asimismo, pudo utilizar un pequeño museo anatómico, que se hallaba en la misma casa de su anfitrión.

  • La pasión por las glándulas

Una tarde, Steensen compró una cabeza de cordero y la llevó al laboratorio de Bläes para intentar disecar el cerebro. De improviso comprobó que la glándula parotídea, cuya función se desconocía hasta entonces, se comunicaba con la cavidad bucal a través de un pequeño conducto. Steensen buscó referencias en los libros de Bläes, no encontrando ninguna mención de ese fino conducto. Unos días después Steensen se trasladó a la Universidad de Leiden para continuar sus estudios. Allí repitió la disección, en el teatro anatómico, enseñando el conducto a sus profesores, quienes confirmaron que se trataba de un hallazgo nuevo. La Universidad hizo una presentación pública del descubrimiento, llamando al conducto ductus Stenonianus, lo que hoy conocemos como conducto parotídeo o conducto de Steno o Stenon.

Este hallazgo despertó su interés por el estudio de las glándulas, partes del cuerpo a las que se había prestado poca atención hasta entonces, y que Steensen llega a apreciar como «obras maestras del Creador».
Durante el año siguiente Steensen se dedicó de manera enfebrecida a la investigación anatómica hasta redactar un manuscrito, que describía en detalle todas las glándulas de la cabeza, haciendo por primera vez la descripción completa del aparato lacrimal, rechazando la teoría de Wharton y Descartes de que las lágrimas nacieran de la contracción del cerebro como consecuencia del dolor.
Por esa época, al realizar la disección de un tiburón (los resultados los presenta en la obra Dissectus piscis ex canum genere), identificó por primera vez que los órganos llamados testes muliebres eran, en realidad, los ovarios. Hasta ese momento los anatomistas habían creído que los ovarios eran testículos degenerados.
  • Los músculos y el corazón

Son fundamentales sus trabajos sobre los músculos. Determinó con exactitud la estructura de la fibra muscular compuesta de “menudísimas fibrillas unidas entre ellas en el sentido de lo largo”.  Años después publicó un tratado, Elementorum Myologiae Specimen seu Muscoli Descriptio Geometrica, que marca un hito en la historia de la fisiología muscular. En este sentido, demostró que la lengua no era una glándula, como sostenía Wharton, sino que estaba formada por fibras musculares.

En 1664 tuvo una corta estancia en París. Allí se hospedó en la casa de campo del científico Melchisédech Thévenot, a través de quien pudo darse a conocer y efectuar investigaciones en hospitales parisinos: el de la Charité, el de Saint-Côme y el Hôtel-Dieu.
Steensen tuvo la oportunidad de disecar un feto humano. Entre otras malformaciones, el corazón aparecía fuera de la caja torácica a través de un orificio en el esternón. El informe de lo que observó en el corazón (Embroy monstro affinis Parisiis dissecties) describe de manera pormenorizada las lesiones de una cardiopatía congénita, la que hoy se conoce como Tetralogía de Fallot (del nombre de quien la describió en 1888, el médico francés Étienne-Louis Arthur Fallot). Esta contribución no ha sido reconocida en Francia hasta 1954. En Dinamarca se la conoce como la Tetralogía de Steno-Fallot.
Después de estos hallazgos describió con todo detalle la circulación fetal. También demostró como, con la ligadura de la aorta descendente provoca una parálisis de los miembros inferiores, y que ésta es reversible cuando cesa dicha ligadura (experimento de Steno).

  • La Accademia del Cimento

Por aquella época, Steensen ya no estaba interesado en practicar la medicina, pues había llegado a la conclusión de que la mayoría de los tratamientos tradicionales eran peor que inútiles. En el otoño de 1665 decidió unirse al grupo de científicos, que, protegidos por Fernando II de Médici, formaban en Florencia la Accademia del Cimento (Academia de Experimentos), una sociedad fundada por estudiantes de Galileo, y la primera en el mundo dedicada a la ciencia experimental. Su lema era: Provando e riprovando (probar y refutar)
En el invierno de 1665 presentó su Discurso sobre la anatomía del cerebro. Comenzó su alocución de esta manera: «Les confieso aquí, honesta y francamente, que no sé nada sobre ella». No era falsa modestia, había llegado a la conclusión de que todo lo escrito previamente sobre el cerebro era tan inexacto y contradictorio que era mejor admitir su ignorancia y comenzar desde el principio.
Este escrito contiene una de las polémicas con Descartes. Esta vez sobre la glándula pineal. El filósofo francés, en el De Homine (1662), le asignaba la función de establecer la interacción entre el cuerpo (res extensa) y el alma (res cogitans). Para Descartes, los animales, siendo sólo res extensa, carecían de alma y, en consecuencia, de glándula pineal. Steensen demostró, con el apoyo de disecciones anatómicas cuidadosamente realizadas, la presencia de esta glándula en los animales.
Steensen fue de los primeros en intuir los riesgos de la transfusión sanguínea. “No es lícito efectuar hemotransfusiones, porque vamos a exponer al enfermo a grandes peligros, dado que no conocemos aún las características de los tipos de sangre que vamos a mezclar”. Varios accidentes ocurridos durante las primeras transfusiones, que llegaron a provocar la muerte en algunos individuos, llevaron a su prohibición en Francia en 1678. Lo mismo ocurrió en los siguientes años en Inglaterra y en Italia.

Las  conchas marinas

A los pocos meses de estar en Florencia, ocurrió un hecho que cambió el rumbo de sus intereses científicos. En octubre de 1666, un tiburón gigante fue capturado por pescadores de la costa toscana, y el duque Fernando II de Médici eligió a Steensen para realizar la disección del animal. En el traslado, sólo se salvó la cabeza. Hacia el final de la disección, Steensen examinó la boca de la criatura y vio las varias filas de dientes características de los tiburones, y encontró una sorprendente similitud entre estos dientes y las piedras traídas desde Malta, con forma de lengua, glossopetræ, que había visto en Copenhague durante su época de estudiante.
Desde entonces, Steensen había estado interesado en la naturaleza de los fósiles. Para él, la forma inalterada de las conchas fósiles encontradas lejos del mar, demostraba que, cuando quedaron enterradas, la roca que las contenía todavía no era sólida. Esas rocas debían haber sido originalmente un sedimento blando dejado por el agua de un mar que hubiera cubierto antes esa tierra. Los fósiles habrían sido partes duras de criaturas que habían vivido en esas aguas.
Por aquella época, la existencia de conchas marinas en las montañas era un problema difícil de entender. La mayoría seguían la doctrina de Aristóteles, según la cual crecían de manera espontánea, tanto en la tierra seca como en el mar. Para otros, se habían depositado durante el diluvio universal. La mayoría, sin embargo, opinaba que los fósiles eran el producto de algún poder místico en la tierra: teoría de la vis plastica.
Finalmente, en 1668, Steensen publicó su obra maestra: De solido intra solidum naturaliter contento dissertationis prodromus (Discurso preliminar de una disertación sobre los cuerpos sólidos de manera natural contenidos en un sólido) por la cual es considerado el padre de la geología. En ella, Steensen demuestra el origen biológico de los fósiles, introduce los conceptos de estrato y de sedimento, enuncia los principios básicos de la geología estratigráfica, que permiten acceder a la datación relativa de su formación, interpreta correctamente el proceso de crecimiento de los cristales, y formula la primera ley de la cristalografía (ley de la constancia del ángulo diedro). Con estos hallazgos puso las bases de tres disciplinas: paleontología, cristalografía y estratigrafía.
Aunque los enunciados de Steensen parecen de sentido común, fueron rechazados por la comunidad científica de la época, hasta el comienzo de la revolución industrial, momento en el que se inicia un interés por localizar las riquezas minerales e investigar los estratos rocosos.

El obispo científico

Cada vez le atraía más la vida espiritual y el afán de contribuir a soldar la escisión de los cristianos, convirtiéndose en 1667 a la fe católica, y ordenándose sacerdote en 1675. A partir de esa fecha abandona completamente su actividad científica y adopta una forma de vida ascética, dedicándose exclusivamente a la oración y a la evangelización. En 1677 fue requerido por el duque Johann Frederic de Hannover como vicario apostólico. El brillante investigador iba a ser un obispo misionero. Dos años después fue consagrado obispo y enviado a las ciudades hanseáticas. Grandes fueron sus sufrimientos en aquel medio totalmente luterano. Los últimos años de su vida vive en la más absoluta pobreza y autonegación.
El 25 de noviembre de 1686 murió en la pequeña ciudad alemana de Schwerin. Su cuerpo fue trasladado a Florencia a expensas del Duque de Medici. Desde entonces descansa en la basílica de San Lorenzo, en una capilla cercana a los famosos púlpitos de Donatello, la escalinata de Miguel Ángel y la sacristía de Brunelleschi.
Tres siglos después, el 23 de octubre de 1988, el Papa Juan Pablo II elevó a Steensen como beato, al honor de los altares.

Reconocimientos

En su honor, llevan su nombre:
Dos géneros de delfines: Steno y Stenella.
Un caballo del Plioceno, Equus stenonis, el más antiguo del género Equus en Europa.
El cráter lunar Steno.
El cráter marciano Steno.

A este médico polímata del siglo XVII, se le considera ahora como uno de los máximos naturalistas, por sus importantes descubrimientos, su visión moderna de los problemas científicos y su riguroso método experimental.